diumenge, d’abril 03, 2005
Homenaje de Batalla a Juan Pablo II
Xavier Batalla no desaprovecha la muerte de Juan Pablo II para denunciar el "cambio de política" del Vaticano sobre Iraq:
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De Polonia a IraqNo hemos visto denuncia parecida de parte de Batalla a otros gobiernos que han aceptado entrenar a las fuerzas de seguridad iraquíes. En fin, tomemos su artículo como un inoportuno desahogo de un periodista frustrado por el progreso de Iraq y por el evidente fracaso de los falsos pacifistas.
XAVIER BATALLA - 02/04/2005
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Hasta finales del 2003, año de la guerra de Iraq, el ministro de Asuntos Exteriores del Vaticano fue Jean-Louis Tauran, quien en su día calificó el conflicto iraquí de "pecado mortal". Es más, Tauran, francés, dijo que la guerra era un "crimen contra la humanidad". Pero, una vez superada la fase de las principales operaciones militares en suelo iraquí, Tauran fue reemplazado y nombrado responsable del archivo y biblioteca del Vaticano, aunque, que se sepa, nunca había dicho tener ninguna debilidad bibliófila. Entonces se impuso el realismo.
La geopolítica vaticana pasó a estar dirigida por el arzobispo Giovanni Lajolo. A diferencia de Tauran, el Papa no condenó la guerra de Iraq por ser contraria a la fe cristiana, pero criticó la intervención anglo-norteamericana y condenó la guerra preventiva. Fue una lección moral que cayó en saco roto para un aspirante a estadista que, como dijo Franco de EE.UU. al firmar el convenio sobre las bases militares, estaba entusiasmado por haberse casado "con la más rica". Después de la guerra, sin embargo, el cardenal Renato Martino, crítico de la invasión, también fue relevado como observador del Vaticano en la ONU. Fue el punto final de las homilías pacifistas.
L´Osservatore Romano, el órgano oficial, dio la vuelta a su línea editorial, que pasó a apoyar a los soldados en su "misión de paz". Y, poco después, el Pontífice nombró nuevos cardenales, aunque se echó en falta al arzobispo Michael Fitzgerald, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. Fitzgerald se habría caído de la lista por ser demasiado condescendiente con el islam. La última fase política del pontificado de Juan Pablo II nos advirtió así, contradictoriamente, de que en este mundo globalizado tampoco existirá la felicidad completa.
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